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Con OEA o sin OEA

Con OEA o sin OEA

Miguel Lozano

"Con OEA o sin OEA ganaremos la pelea" fue una consigna cantada por los cubanos cuando en 1962 la isla fue apartada de la Organización de Estados Americanos por presiones de Estados Unidos.

Cuarenta y cinco años después el presidente venezolano, Hugo Chávez, confirmo el aserto cuando advirtió la posibilidad de retirar a su país de esa institución, al recordar que "Cuba no está en la OEA y no se ha muerto".

Luego del intento de aislar a la isla con la salida de esa organización, algunos países realizaron esfuerzos (el último en 1980) por su regreso, con el argumento que los tiempos cambiaron y se requiere un nuevo consenso regional.

En realidad las autoridades cubanas nunca hicieron nada por regresar e incluso el presidente Fidel Castro, a raíz de la última elección del Secretario General, opinó que la silla vacía libró a su país de complicidad en muchas desvergüenzas.

Pese a los reiterados fracasos estadounidenses, como en la referida elección, en la cual no pudieron imponer al salvadoreño Francisco Flores ni al mexicano Luis Ernesto Derbez, Cuba insiste en que se trata de un mecanismo obsoleto.

En ese momento, según algunas filtraciones, se dijo que el entonces presidente chileno Ricardo Lagos convenció a la secretaria de Estado norteamericana, Condolezza Rice, de modificar la actitud de Washington hacia Chávez.

De acuerdo con esas versiones atribuidas a fuentes de La Moneda, en las negociaciones Lagos argumentó sobre la inconveniencia de aislar a Venezuela y abogó por un trato diferente al dado a Cuba para moderar el presunto radicalismo de Chávez.

A cambio Lagos se habría comprometido a monitorear e influir en el proceso venezolano, una intención que indudablemente fue abandonada en el contexto de la historia posterior.

Hasta ese momento era evidente la existencia de una corriente favorable a imprimirle a la OEA un cambio de enfoque, acorde con la nueva situación política de la región y el crecimiento de los países que se apartan de la influencia estadounidense.

De tal modo, el planteamiento ahora de Chávez, hecho durante la recta final de la V Cumbre de la Alternativa Bolivariana para América (ALBA) en Barquisimeto, plantea una disyuntiva que va más allá del caso de la televisora RCTV.

La reacción del mandatario tuvo como origen una demanda en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA contra Venezuela por presunto incumplimiento de medidas cautelares a favor de un grupo de periodistas de RCTV.

El tema es vinculado por medios opositores a la decisión de las autoridades venezolanas de no renovar la concesión radioeléctrica para operar ese canal, cuando esta venza el próximo 27 de mayo.

Llevando la argumentación al extremo, podría decirse que de la decisión a tomar en el seno de la OEA sobre el tema depende más el futuro de la organización, que cualquier implicación para Venezuela, con mejores condiciones que Cuba para sobrevivir.

Evidentemente hay varios gobiernos que comparten el criterio de Chávez quien consideró que algunos organismos internacionales "están deslegitimados. Gobiernos como los nuestros tenemos la legitimidad y la moral para denunciar esos atropellos".

Una decisión interpretada como injerencia en los asuntos internos venezolanos vendría a confirmar la permanencia del viejo enfoque, más allá de las buenas intenciones de modificarlo, lo cual puede llevar a varios países a revaluar su situación.

Un ataque a Venezuela pudiera resultar mortal a la OEA, luego de la herida de la cual no pudo restablecerse, como calificó una vez el presidente Fidel Castro la expulsión de su país.

Reporte/Prensa Latina

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