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Bases militares: inquietud en el Sur

Bases militares: inquietud en el Sur


Por Miguel Lozano
Caracas.- El acuerdo para el incremento del despliegue militar estadounidense en Colombia despertó en América del Sur una ola de preocupación por las implicaciones futuras para la región.
Aunque en un inicio se habló de la autorización a militares norteamericanos para utilizar siete bases colombianas, lo que se va conociendo indica que el documento permite a esos soldados actuar prácticamente sin restricciones en el país.
En Venezuela la inquietud alcanza mayores proporciones debido a la existencia de más de dos mil 200 kilómetros con Colombia y una complicada situación que incluye la presencia de paramilitares colombianos en territorio nacional.
Pero lo más preocupante es la tradicional apetencia por el petróleo de Venezuela, camino a certificar la mayor reserva del mundo con un estimado de
316 mil millones de barriles.
Esta circunstancia unida a la hostilidad estadounidense hacia el gobierno del presidente Hugo Chávez, que llevó a apoyar un golpe de estado en 2002, motivo advertencias de diversa índole, sin lograr modificar la peligrosa decisión.
Esta semana el embajador de Estados Unidos aquí, Patrick Duddy, ratificó que su gobierno seguirá adelante con el acuerdo, pese a la ola de rechazo provocado en la región.
Duddy dijo a un grupo de periodistas que el acuerdo es un asunto bilateral entre los gobiernos norteamericano y colombiano y tiene que ver con “el apoyo a Colombia para lidiar con problemas internos”.
El diplomático declinó responder a un comunicado de la cancillería venezolana que calificó las bases como origen de inestabilidad regional y rechazó los argumentos que es un acuerdo contra el narcotráfico y el terrorismo.
Estos argumentos son falsos y no disipan las dudas e inquietudes que tienen los países de la región suramericana sobre estas bases militares, percibidas en términos de amenaza, subrayó la nota venezolana
Venezuela considera que el fortalecimiento de la presencia militar de Estados Unidos busca disuadir, bajo amenaza de intervenciones militares, a países que mantienen una posición crítica a la política exterior del gobierno norteamericano.
Para el gobierno venezolano se trata de un despliegue militar desproporcionado, con argumentos falsos que no disipan las dudas sobre las bases percibidas como amenaza.
Los elementos conocidos indican que las instalaciones albergarán equipos para la guerra electrónica, labores de inteligencia, efectivos militares y personal de empresas contratistas de seguridad, un eufemismo para mercenarios.
Venezuela ve con particular aprehensión la utilización de Palanquero, la mayor base de Colombia por considerar que puede ser utilizada para misiones fuera de ese país, según un documento que la Fuerza Aérea estadounidense presentó al Congreso en mayo de 2009.
Los expertos advierten que el acuerdo no contempla, pero tampoco prohíbe acciones como el ataque a territorio ecuatoriano en 2008 por militares colombianos, hecho en el que murió el guerrillero colombiano Raúl Reyes.
Al respecto la cancillería local recordó que Estados Unidos atacó a Iraq, pese a la existencia de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que estableció un régimen de inspecciones pero no autorizaba el uso de la fuerza.
Para las autoridades venezolanas otro elemento preocupante es el incremento de la fuerza de un país que incumple acuerdos como el tratado bilateral de extradición al negarse a entregar al terrorista Luis Posada Carriles.
En este contexto, el gobierno del presidente Chávez consideró una propuesta de Washington para mediar entre Colombia y Venezuela un intento grosero de desviar la atención de su responsabilidad primaria en la crisis.
La posición del país venezolano, que también rechaza conversar con el presidente Álvaro Uribe, es la de llevar el debate a la Unión de Naciones del Sur (UNASUR).
El papel de Washington, de acuerdo con esta posición, sería colaborar en la promoción de un diálogo y la estabilidad regional mediante el abandono de su plan para ampliar la presencia militar en Colombia.
La percepción generalizada es que el acuerdo es un retroceso en la región que hasta hace poco centraba su atención en la integración y cooperación, sin excluir a Colombia.
Entre los elementos de alerta, se encuentran la negativa colombiana a dar garantías a los países de la región en la cumbre presidencial extraordinaria de UNASUR el 28 de agosto y en la reunión de ministros de Defensa y Relaciones Exteriores del grupo el 16 de septiembre de 2009.
Ante lo que se considera una amenaza, el presidente Chávez llamó a prepararse para la defensa, sin dejar de lado las gestiones para garantizar la permanencia de la paz.
“No queremos guerras, las guerras nuestras, las que estamos librando, son contra el hambre, contra la miseria, contra la inseguridad, contra la delincuencia, el crimen, el narcotráfico, esa es la guerra, por la justicia social, por la vida de un pueblo”, aseguró Chávez.
Fuente: Prensa Latina
Ml

1 comentario

ricardo escobedo linares -

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ATTE
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PERIODISTA PERUANO