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La quema de Judas, de Américo Vespucio a Bush

La quema de Judas, de Américo Vespucio a Bush

Miguel Lozano

Caracas.- Políticos, malos funcionarios y hasta el presidente de Estados Unidos, George W. Buh, fueron incinerados simbólicamente en Venezuela en cumplimiento de una tradición nacional del Domingo de Pascua conocida como la quema de Judas.

La costumbre se ha convertido en una forma muy propia de las comunidades de "castigar" a quienes consideran malos ciudadanos al identificarlo con Judas Iscariote, el apóstol que vendió a Jesucristo por 30 monedas.

La ceremonia concluye con la quema de un muñeco vestido a semejanza de la figura condenada, relleno de trapos y papel, se inicia unos días antes con la recogida de dinero "para la quema" en barrios y alcabalas improvisadas en las calles de los barrios.

Previo a la ceremonia, el muñeco es paseado por el vecindario y antes de prenderle fuego se lee una especie de testamento sarcástico de la figura elegida, el cual recoge los motivos de su sentencia.

La tradición se convierte en una fiesta, aunque se limita en lo fundamental a los barrios más populares, probablemente como resultado del sentido de la costumbre, una particular forma de reclamar justicia.

Una de las versiones indica que la tradición comenzó en Venezuela alrededor de 1499, cuando en la población de Cumaná los indios quemaron un monigote identificado como Américo Vespucio, luego de estafar a los aborígenes.

Según esa interpretación el colonizador había convencido a los indios de ayudarle a construir una embarcación a cambio de baratijas y espejitos, pero luego se marchó sin cumplir su promesa.

De acuerdo con otras versiones se trata de una mezcla de ritos antiguos como sacrificios entregados a los dioses, con la costumbre de la quema de Judas, propiamente, llegada con los galeones españoles de la conquista.

Con el tiempo, la representación de Judas Iscariote ha sido sustituida por personajes más actuales, a los cuales se les atribuye las mismas características traicioneras por las que se conoce a la figura original.

En un país envuelto en un proceso político en ebullición no es difícil comprender la inclusión entre figuras locales de muñecos en representación del presidente Bush, a quien se le atribuye una hostilidad particular hacia Venezuela.

De Américo Vespucio a Bush cualquier otra personalidad es posible hallar al recorrer cada Domingo de Pascua las calles venezolanas, convertidas en plazas públicas para el escarnio público de los enemigos de la comunidad.

Fuente: Prensa Latina

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