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De la Gran Sabana al cosmos, el nuevo mito pemón

De la Gran Sabana al cosmos, el nuevo mito pemón

Miguel Lozano

Caracas.- Como si se tratara de un conjuro milenario, un antiguo asentamiento pemón en el estado venezolano Bolívar servirá de vínculo entre tierra y cielo desde el 2008, año que podría pasar a ser mágico en la mitología de la etnia.
El territorio pemón, un pueblo aborigen de gran espiritualidad, fue escogido por sus características geográficas para la construcción del centro de control del satélite Simón Bolívar, que Venezuela espera poner en órbita el próximo año.
La zona, conocida como Gran Sábana y de inmensos espacios abiertos, acoge desde hace siglos a la etnia, tribu emparentada con los caribes que emigraron desde el norte de la América del Sur para dar su nombre a la región vecina.
La creencia pemona prescribe la existencia de un componente humano inmaterial, especie del alma para los cristianos, llamada por ellos "ekaton", y poseen rituales para hacerla llegar a las cumbres de las montañas, lo más cercano del cielo.
De la mano de la tecnología, los pemones podrán no sólo subir más allá de las montañas sino recibir importantes beneficios del proyecto que llevará a Venezuela a un plano científico superior.
El Proyecto satelital conocido como Vensat-1 está concebido como un recurso tecnológico para sustentar canales de comunicación estratégicos propios, lo que permitirá la integración de zonas remotas como la tierra de los pemones.
La acción posibilitará la ampliación de transmisiones de radio y televisión, creación de redes educativas y culturales y ampliará la conectividad de telecomunicaciones, entre otros aspectos.
Según los datos divulgados, el satélite, que se construye actualmente en China, es de tipo mediano en la clasificación internacional, con un peso de cinco mil 100 kilogramos, ubicado en una posición orbital 78 grados oeste.
Sus dimensiones estimadas serán de 2,36 x 2,10 x cuatro metros y un brazo de paneles solares de 15,5 metros a cada lado.
Hasta el momento los planes son hacer su lanzamiento desde China, dada la dificultad para traer la estructura hasta la Guayana Francesa, el cosmódromo más cercano a Venezuela.
Sin embargo, luego de su puesta en órbita todo el control pasará a manos venezolanas, para lo cual ya se encuentra un contingente de especialistas preparándose en China.
De acuerdo con datos del Centro de Aeronáutica de Venezuela, podrán beneficiarse de la nueva tecnología los países de la región, para lo cual existe un proyecto de distribución de su huella de cobertura.
La banda C alcanzará Cuba, Dominicana, Haití, Jamaica, Centroamérica, sin México, Suramérica, sin los extremos sur de Chile y Argentina.
La banda Ku tocará Haití, Cuba, Dominicana, Bolivia, Paraguay y Uruguay y la Ka quedará reservada para Venezuela. Técnicamente representará una novedad técnica por ser el primer satélite en operar Ka en América Latina.
Los expertos estiman que la utilización de esa banda eliminará problemas causados en las transmisiones satelitales por hojas o gotas de lluvia y facilitará el envío de grandes cantidades de datos e información por segundo, con mayor potencia.
La inversión estimada en 250 millones de dólares incluye el satélite, lanzamiento, instalaciones terrestres y capacitación del personal.
En la presentación del proyecto para su aprobación por los pemones en el Parque Nacional Canaima de la Gran Sabana, Marlic Guilarte, del Centro Aeroespacial Venezolano, resaltó sus beneficios para los pueblos autóctonos.
Estos pueblos, dijo, podrán acceder a tecnologías de la información que hoy es muy difícil colocar a su disposición como telemedicina, tele-educación y la formación de una red comunicacional entre todas las comunidades indígenas del país.
Sobre la selección del sitio para la construcción de la estación terrena informó que se debe a valoraciones estrictamente técnicas
"Son exigencias que vienen argumentadas desde China, país que construye actualmente el satélite y se sustentan en condiciones ambientales del área que no existen en otro lado del país", apuntó.
El programa de construcción incluye acciones preventivas para evitar daños al medio ambiente, con la participación de técnicos de la Empresa de Electrificación del Caroní, que surtirá de electricidad a la planta, y del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
En una apreciación que expresa el orgullo por su cultura, preservada pese a siglos de presiones externas, Eleuterio Franco, líder de la comunidad Kumaracapai, manifestó su acuerdo con el proyecto, pero defendió el derecho a sus propias expresiones.
"Para nosotros como pueblo ancestral es imposible aceptar totalmente el conocimiento occidental, sólo lo vemos como un complemento para desarrollar nuestra propia ciencia pasada de generación en generación", dijo Franco.
De alguna manera la misma forma de pensar está en todo el proyecto impulsado por el gobierno del presidente Hugo Chávez, que busca el desarrollo de la ciencia nacional y la soberanía en comunicaciones.
Fuente: Prensa Latina

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