Urbanismo: la ciudad amigable
Miguel Lozano
Caracas.- Con un déficit habitacional estimado de dos a 2,5 millones de viviendas, Venezuela emprendió un camino de búsqueda de solución al problema, que incluye el intento de alejarse del concepto de ciudades para máquinas.
El plan, como otros programas del gobierno del presidente Hugo Chávez, está sustentado en el principio de una mejor distribución de la riqueza petrolera del país sudamericano, quinto exportador mundial de hidrocarburos.
Con ese fin, en marzo de 2007 se puso en marcha la denominada Misión Villanueva, nombrada así en honor del arquitecto Carlos Villanueva, con aporte inicial de 1,5 billones de bolívares (700 millones de dólares).
Más allá de sustitución de ranchos o construcción de nuevas viviendas, la misión abarca la proyección de construir ciudades con todos los servicios necesarios y conceptos urbanísticos actualizados.
El ministro de Vivienda y Hábitat, Ramón Carrizalez, al aclarar conceptos del programa, explicó que se trata de un proyecto ajeno a una tendencia de deshumanización del sector registrada por años.
En su opinión, el defecto parte de la aplicación de variables urbanas diseñadas para que el constructor utilice al máximo el terreno, olvidando de manera progresiva el hábitat de la gente.
Precisamente, el enfoque de Villanueva -cuyo nombre tomó la misión- es colocar al hombre en el centro de los proyectos urbanísticos en lugar de construir ciudades para las máquinas.
Carrizales ilustra el concepto con la imagen de niños jugando fútbol en estacionamientos de los edificios, pues el espacio no se diseñó para ellos, sino para los vehículos.
El enfoque apunta, por el contrario, a orientar ciudades y barrios al intercambio diario de las personas en espacios comunes, con la referencia de los conceptos de Villanueva: la ciudad amigable.
Con este propósito las autoridades de la esfera decidieron revisar las variables urbanas para lograr en los nuevos desarrollos que la ciudad, la micro ciudad, la ciudad satélite sea concebida para el uso de la gente.
El diseño, indicó Carrizales, debe permitir que la gente cuando salga se encuentre y comparta con el vecino, tenga la plaza, los espacios para los niños y áreas deportivas en distintos niveles.
Esta filosofía busca que, además de amigable, la ciudad también sea sustentable, para lo cual se debe garantizar algún tipo de actividad productiva acorde con la zona, ya sea agrícola, de servicios o industrial.
Con el lanzamiento de la Misión Villanueva el 16 de marzo, comenzó el desarrollo del primer complejo habitacional con estos conceptos denominado "Ciudad Mariches", para mil 200 familias.
En cada uno de sus 304 núcleos se proyectó un preescolar y en el complejo un liceo, escuela primaria, sitios de encuentros y productivos, para facilitar el traslado a pie de sus habitantes al mercado, la escuela y centro de trabajo.
Ciudad Mariches, de más de 240 hectáreas, viene a ser la punta de lanza de un plan para la sustitución de los barrios levantados en zonas de riesgo o con viviendas precarias, sin desarraigar al hombre de su hábitat tradicional.
El concepto abarca la remodelación de áreas urbanas y rehabilitación de urbanizaciones populares en el país, con el concepto de rescatar el barrio al dignificarlo, más allá de la simple suma de viviendas entregadas.
Otro aspecto de este enfoque es la preponderancia de conceptos ecológicos, con vistas a utilizar al máximo la energía solar, el reciclaje y la reutilización de las aguas servidas.
Para ello la misión cuenta con un equipo multi-disciplinario, en el cual se incluyen los ministerios de salud, educación, ambiente y energía y petróleo, entre otros.
El proyecto es visto por las autoridades como una etapa de transición entre dos modelos, el de construir viviendas y el de levantar nuevas ciudades para realmente mejorar la calidad de vida.
La Misión Villanueva es parte de un esfuerzo del gobierno venezolano en esta esfera con inversiones en total cercanas a los ocho billones de bolívares (tres mil millones dólares), para unas 143 mil viviendas de las cuales se aspira a entregar 80-88 mil en 2007.
Los programas incluyen subsidios, créditos, aportes del estado para casas en situación de riego y opciones para comprar en el mercado secundario.
Otro aspecto es la necesidad de evitar que la demanda genere un incremento desmesurado de precios y se trabaja por crear condiciones que garanticen adquisición de maquinarias para operar canteras y minas y aumentar la producción de materiales.
Además de Ciudad Mariches, se inició un proyecto de 350 viviendas en el barrio capitalino San Agustín y se prepara el inicio de movimientos de tierra para levantar una ciudad a un lado de la autopista Caracas-La Guaira para familias ubicadas en zonas de riesgo.
El ambicioso proyecto incluye zonas rurales y comunidades indígenas, así como ciudades agroindustriales con el apoyo de expertos bielorrusos en los estados Barinas, Aragua, Guárico y Anzoátegui.
Más allá de solucionar el problema de la vivienda, el enfoque se vislumbra como una experiencia urbanística en la búsqueda de un rostro más humano para las urbes, que deberá resultar también en un ciudadano más amigable
Fuente: Prensa Latina
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