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Doble Rasero

Doble Rasero

Miguel Lozano

Caracas.- Doble rasero es una de esas frases popularizadas en los análisis políticos, tal vez como reflejo de la simulación y duplicidad en las relaciones internacionales.
El recurso, válido hasta cierto punto en la diplomacia, llega a ser hipócrita cuando se utiliza sin medida y abarca posiciones que implican posturas tan delicadas y dolorosas como el terrorismo.
Una expresión representativa es la posición asumida por la congresista estadounidense Ileana Ros-Lehtinen, vocera de congresistas que proponen la inclusión de Venezuela en la relación de países que patrocinan el terrorismo.
La paradoja en este caso radica en que la representante republicana de La Florida es conocida por su activismo para lograr el indulto de Orlando Bosch y su defensa de Luis Posada Carriles, pioneros del terrorismo internacional.
Bosch organizador de asesinatos, atentados con bombas y otros delitos en Cuba, fue junto a Posada Carriles planificador de la voladura de un avión civil cubano en 1976, en el cual murieron 73 personas de varias nacionalidades.
Ros-Lehtinen llegó a decir que si alguien asesinara a Fidel Castro “no lloraría ni una lágrima. Quiero verlo a seis pies bajo tierra”, en una clara convocatoria al magnicidio.
A partir de estos antecedentes queda claro que la propuesta contra Venezuela no está encaminada a un propósito altruista, ni efectivamente busca combatir uno de los flagelos de la civilización actual.
La participación de un personaje de tales características en una campaña anti-terrorista resultaría contraproducente si no se fuera porque los campos políticos están hoy tan bien definidos que hasta los neófitos comprenden cuando se dice una cosa y se quiere decir lo contrario.
Cuando Ros-Lehtinen propone incluir a Venezuela en el listado de países terroristas, está realmente abogando por apretar el lazo contra el país suramericano, al cual la derecha internacional responsabiliza por muchos de los cambios en la región.
La opción facilitaría un pretexto para una acción militar, similar al usado para invadir Afganistán, o cuando menos para impulsar sanciones económicas, en definitivas dos formas de terrorismo.
Cualquiera de estas variantes tendría como juez al gobierno de Estados Unidos, que no sólo protege a terroristas como Bosch y Posada Carriles, sino también permite la presencia en ese país de grupos que reclutan y entrenan para realizar acciones contra Cuba.
El doble rasero se manifiesta también con la reclusión en cárceles de alta seguridad de cinco cubanos que en territorio norteamericano trataban de obtener información sobre grupos violentos para neutralizar ataques contra su país.
Estados Unidos no solo ignora la solicitud de extradición de Posada Carriles que hace tres años presentó oficialmente Venezuela, sino pretende en un acto de malabarismo político presentar al país suramericano como terrorista.
Un mensaje contradictorio que sólo puede explicar la existencia de un doble rasero, una práctica tal vez demasiado frecuente en la política mundial.

Fuente: Reporte/Prensa Latina

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