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Justicia Ciega

Justicia Ciega

Miguel Lozano
La independencia del Poder Judicial en Estados Unidos se encuentra hoy bajo presión con el caso de cinco cubanos presos en cárceles norteamericanas con condenas de hasta dos cadenas perpetuas.
Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González fueron detenidos en territorio estadounidense donde recababan información sobre grupos terroristas de la extrema derecha de la emigración cubana.
Las sanciones fueron adoptadas en 2001 por un tribunal en Miami -donde los medios de información son controlados por la derecha de origen cubano- pese a que no se pudo demostrar que los acusados hubiesen obtenido información sensible para Estados Unidos.
En 2005 un panel de tres jueces federales criticó las condenas y reconoció que no hubo un proceso justo por la presión de la derecha de la comunidad cubano-americana.
El pasado 20 de agosto en Atlanta, los abogados defensores pidieron ante un tribunal federal de apelaciones la realización de un nuevo juicio.
Los abogados de los cubanos conocidos como “los cinco antiterroristas” consideran que se trató de un juicio en el que predominaron los conceptos políticos y la hostilidad hacia Cuba.
Para algunos como el ex jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana Wayne Smith la condena ha provocado daño al sistema judicial norteamericano, cuya independencia se defiende como uno de los pilares del sistema.
Expertos internacionales como el italiano Fabio Marcelli, quien participó como observador en la vista oral por la Asociación Internacional de Juristas Demócratas, opinó que si el caso fuera exclusivamente jurídico sería ganado por la defensa.
Las condenas de los cinco contrastan con la benevolencia con la cual se trata al criminal Luis Posada Carriles, responsable de la voladura de un avión civil cubano en 1976 que provocó la muerte a 73 personas de varias nacionalidades
Estados Unidos niega la extradición de Posada a Venezuela, de donde se escapó para evitar ser juzgado por el caso del avión, mientras el terrorista vive tranquilamente en Miami.
Ambos casos sirven asimismo para confirmar la existencia de un doble rasero del tema del terrorismo, que propicia condenar a luchadores antiterroristas si no coinciden con la política de Estados Unidos y dejar en libertad a un criminal como Posada.
Fuente: Prensa Latina

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