Venezuela/2009: difíciles relaciones con Colombia
Por Miguel Lozano
Caracas.-La instalación de siete bases de Estados Unidos en Colombia se unió en 2009 a la peligrosa conjunción de paramilitarismo, contrabando y narcotráfico para dejar en una complicada situación las relaciones colombo-venezolanas.
El acuerdo entre Bogotá y Washington, con amplio rechazo en la región, provocó una fuerte alarma en Venezuela, que comparte con Colombia más de dos mil 200 kilómetros de una activa pero también muy complicada frontera.
La preocupación venezolana parte por el incremento de la presencia de tropas de Estados Unidos en sus cercanías, dada la hostilidad declarada de los gobiernos norteamericanos al presidente Hugo Chávez y apetencias históricas sobre su petróleo.
La controvertida decisión del presidente Álvaro Uribe puso fin a varios años de intentos por impulsar las relaciones bilaterales, pese a la marcada diferencia ideológica entre los proyectos que defienden ambos presidentes.
La política de Uribe, reconocido aliado de Washington, difiere de la proyección de Chávez, asentada en la cooperación regional para dejar atrás un pasado de dependencia que hizo conocer a la zona como el patio trasero de Estados Unidos.
Pese a esta oposición en términos ideológicos, con el mandato de Chávez el comercio bilateral creció de unos mil millones de dólares en 1998 hasta casi siete mil millones de dólares en 2008, un decenio que también presenció pasos sensibles de cooperación.
Entre las propuestas avanzadas por las autoridades venezolanas estuvo la instalación de un gasoducto binacional, con perspectivas de llegar al Caribe y acuerdos para el desarrollo conjunto de las zonas fronterizas, de difícil pronóstico en la actualidad.
Muchos proyectos conjuntos están prácticamente congelados, mientras el comercio sufre un severo estancamiento debido ala tensa situación que obligó a Venezuela a buscar otros suministradores en la región para los productos colombianos.
Autoridades y diputados califican de muy grave el incremento militar estadounidense en sus fronteras cuando se constata paralelamente un aumento de acciones de paramilitares colombianos con un perfil político, sobre todo en los estados Táchira y Zulia.
En esos dos estados del occidente venezolano, gobernados por la oposición, el auge paramilitar se asocia con planes de desestabilización y hasta de secesionismo, como una especie de avanzada o preparación para un conflicto militar mayor.
El incremento de las actividades de grupos irregulares expresada con el asesinato de 10 personas y dos guardias nacionales a fines de año, llevó a las autoridades a reforzar la presencia militar en la frontera y fortalecer la seguridad.
Como parte de esas acciones fueron derribadas dos pasarelas ilegales sobre el río Táchira, utilizadas por contrabandistas e irregulares, lo cual fue denunciado por Colombia como la destrucción de puentes, lo cual elevó aún más la tensión.
Fuentes venezolanas denunciaron la existencia de un plan para propiciar un incidente con el bombardeo de supuestos reductos de la guerrilla colombiana en territorio venezolano, pese al reiterado desmentido oficial sobre la presencia de esos campamentos.
La peligrosa situación se complica por la existencia del contrabando hacia Colombia de alimentos venezolanos vendidos a precios subvencionados y el tráfico de drogas, especialmente cocaína, para utilizar el territorio venezolano como puente.
Aunque Venezuela no produce ni es gran consumidor de drogas sufre los embates de las mafias de narcotraficantes que llevan los estupefacientes de Colombia hacia Estados Unidos y Europa, los principales mercados ilegales del mundo.
La instalación de las bases militares en 2009 dio un brusco giro a las relaciones bilaterales, con pronósticos esencialmente negativos para 2010 en un contexto en que ambos países se presentan como referentes de dos propuestas contrarias para el futuro regional.
Fuente:Prensa Latina
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