El paramilitarismo amenaza
Miguel Lozano
Caracas.- Surgido en el contexto de una guerra que dura más de medio siglo, el paramilitarismo atravesó las fronteras de Colombia y constituye hoy uno de los mayores dolores de cabeza de las autoridades venezolanas.
Favorecido por unos límites de más de dos mil 200 kilómetros de largo, muchos de ellos en zonas inhóspitas o de difícil acceso hasta para los helicópteros, el fenómeno adquiere tintes políticos en Venezuela, donde hoy nada ni nadie parece ser ajeno a la política.
La detención en 2004 cerca de Caracas de un grupo de paramilitares, cuyo objetivo era matar al presidente Hugo Chávez, demostró la intención política de los herederos de las denominadas Autodefensas Unidas de Colombia.
La situación se complica porque es un secreto a voces, denunciado en la Asamblea Nacional (parlamento), que los grupos paramilitares colombianos participan del tráfico de drogas desde Colombia a Estados Unidos, por territorio venezolano.
Este elemento gana jerarquía en el contexto del hostigamiento de Estados Unidos a Chávez, ante la evidencia que se trata de vincular al Jefe de Estado con el narcotráfico, como justificación de una acción militar, como ya se hizo en Panamá con Antonio Noriega.
Un elemento novedoso denunciado por Chávez es que no se trata ya sólo de colombianos, sino -al estilo de la práctica estadounidense en Iraq y otros países- incluye la utilización de ciudadanos de otros países como contratistas privados.
Según la denuncia del presidente venezolano en un encuentro el pasado 9 de febrero con productores de las zonas fronterizas, algunos de los paramilitares son puertorriqueños, latinos y negros.
El criterio de las autoridades venezolanas es que esos paramilitares son sembrados en el país por sectores colombianos partidarios de la guerra, con el respaldo de empresas privadas estadounidenses.
Una consecuencia de esta acción fue la aparición en años recientes de la práctica del secuestro, extendido desde los estados fronterizos con Colombia a otras regiones del país -382 al cierre de 2007-, la mayoría en zonas fronterizas.
El fenómeno va respaldado por acciones mediáticas que intentan culpar a la insurgencia colombiana de participar en los plagios, incluyendo cartas de supuestos grupos guerrilleros a los familiares de los secuestrados que luego resultan falsos.
Uno de los casos más recientes de plagio atribuido a la guerrilla colombiana, y divulgado así en medios de prensa, terminó cuando se demostró que el secuestro había sido ordenado por el esposo de la propia víctima.
Igualmente Chávez también ha denunciado que el gobierno colombiano miente al hablar de la presunta desmovilización de los paramilitares.
"Por un lado hacen un espectáculo que los grupos paramilitares van a entregar las armas y por otro se crean nuevas organizaciones, como las Águilas negras", apuntó el mandatario en el encuentro con los productores de la frontera.
La infiltración de paramilitares en Venezuela cuenta con la complicidad de productores, sobre todo latifundista, que los utilizan para enfrentar a activistas campesinos e indígenas participantes en acciones de la reforma agraria.
De otro lado, esta variante delictiva respalda imputaciones de Estados Unidos a Chávez, a quien acusa de apoyar el narcotráfico y la guerrilla, como parte de acciones encaminadas a tratar de resquebrajar la figura del líder político.
Las acciones contra Chávez son una táctica bien definida de los opositores, en un año de elecciones de gobernadores y alcaldes que el propio Jefe de Estado considera vitales para el futuro del proceso de cambios que encabeza desde 1998.
Fuente: Prensa Latina
1 comentario
Yosmary -
Gracias y Felicidades!