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La deuda alijuna

La deuda alijuna

Por Miguel Lozano
Caracas.- Pese a 10 años de avances en el rescate de los pueblos indígenas, la deuda acumulada de más de 500 años sigue estando hoy dolorosamente vigente en el país suramericano, debido a una larga historia de represión y discriminación.
Éramos invisibles, afirmó recientemente a Prensa Latina Noelí Pocaterra, una wayúu, diputada y presidenta de la comisión parlamentaria de Pueblos Indígenas, quien no duda en reconocer el apoyo dado a este sector por el presidente Hugo Chávez.
Pocaterra asegura que escuchó hablar por primera vez de Chávez cuando algunos indígenas le hablaron de un teniente diferente a los demás, que se sentaba a conversar con ellos, cargaba sus hijos y les ayudaba a resolver problemas básicos como el agua.
Relata que cuando Chávez inició su campaña a la presidencia reconoció en el candidato a aquel militar y comprendió que para los pueblos indígenas era el “ahora o nunca”, lo que la llevó a apoyar esta opción en las elecciones de diciembre de 1998.
Fue así como el 20 de marzo de 1998, el candidato presidencial firmó un acta de compromiso con los pueblos indígenas para saldar la deuda histórica “con el más de medio millón de indígenas agrupados en 28 etnias”.
La re-lectura de aquel compromiso trae de por sí ya diferencias notables, pues como resultado del rescate de culturas y comunidades indígenas hoy se conoce que en el país viven casi 40 pueblos y de 700 mil a un millón de indígenas.
La diferencia se explica porque el censo anterior no llegó a lugares aislados y de difícil acceso donde durante siglos se refugiaron los indígenas para escapar primero al exterminio de los españoles y luego de los latifundistas y ganaderos, los nuevos verdugos.
Adicionalmente, muchos indígenas no se declararon como tales en el censo para evitar la discriminación, un abandono de las raíces que anunciaba el fin.
Con la llegada de Chávez a la presidencia se inició un proceso sin precedentes en el país de reconocimiento que se inicio con la presencia de tres indígenas en el proceso de nueva constituyente impulsado en 1999.
La nueva Constitución reconoce la existencia de esos pueblos en artículos referidos a principios fundamentales, derechos de los pueblos indígenas y derechos humanos, a lo cual siguió en 2001 la Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat y Tierras de los Pueblos Indígenas.
Como un acto simbólico, por decreto presidencial se incorpora al Panteón Nacional, junto a figuras como Simón Bolívar, el cacique Guaicaipuro y en 2003 fue creado el Consejo Nacional de Educación y Cultura e Idiomas Indígenas.
Desde 2002 se conmemora en Venezuela el 12 de octubre, día de la llegada a América de Cristóbal Colón, como Dia de la Resistencia Indígena, una reivindicación acompañada de otras leyes y la creación de un Ministerio en 2007.
Para evitar que conceptos discriminatorios impliquen la marginación en programas sociales puestos en marcha, entre ellos de salud y educación gratuitos, fue creada la Misión Guaicaipuro, encargada de garantizar esos beneficios a los indígenas.
Todos los avances, incluyendo la aprobación de una ley de idiomas indígenas, han significado un avance importante, pero aún distan mucho del pago de la deuda de los “alijunas” (forastero en lengua wayuunaiki).
Un informe oficial reciente indica que de tres mil 101 comunidades indígenas registradas, 667 están en condiciones críticas, a las cuales se dedicaron 300 jornadas de atención médica integral para un total de 134 mil personas en lo que va de 2009.
El plan de demarcación en marcha ha entregado más de un millón cinco mil hectáreas de tierras mediante 40 títulos colectivos de propiedad a las comunidades indígenas venezolanas, pero la cifra todavía es considerada pequeña por ese sector.
Este proceso marcha lentamente, como es lógico ante un problema de siglos, con un largo entramado de títulos y traspasos, algunos legales, pero la mayoría para ocultar despojos, muchas veces sangrientos.
El reparto de las tierras pasa asimismo por el proceso de indemnización a los “alijunas”
Un avance notable se ha registrado en la educación, donde tradicionalmente los indígenas eran excluidos. Hoy se estima que hay 20 mil en el nivel básico, 15 mil en el nivel superior, 90 il becados y 40 mil niños con la alimentación asegurada en sus escuelas.
Unos 400 mil indígenas venezolanos han sido beneficiados en jornadas médicas que incluyen consultas de oftalmología, exámenes médicos, odontología y otras especialidades.
Sin descartar problemas serios e índices de bienestar inferiores al resto de la población, tanto autoridades como activistas de este sector de la población reconocen que se trata de un momento muy favorable para los indígenas.
La deuda de siglos comienza a ser pagada por los “alijunas” a los indígenas, grupos que hace apenas 10 años atrás parecían en proceso de expansión y hoy aumentan no sólo en número sino también en visibilidad.
El proceso, sin embargo, no es fácil y requerirá todavía de años para sepultar toda la carga de opresión, discriminación, desprecio y asimilación acumulada.
Fuente: Prensa Latina
ml

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