Entrevista/Noelí Pocaterra/Diputada indígena
Indígenas en el Parlamento
Miguel Lozano
Caracas.- Hace sólo unos años Noelí Pocaterra era invisible: simplemente no existía para una sociedad que había adoptado patrones europeos y olvidaba lo autóctono.
Integrante de la etnia Wayúu -la mayor de las poblaciones indígenas de Venezuela- hoy esta mujer recuerda desde su curul de la Asamblea Nacional hechos dolorosos, como cuando se marcaba con hierro caliente a los indios.
Sin embargo, Pocaterra no evidencia rencor en su conversación con Prensa Latina, muy temprano en la mañana, porque la Comisión Permanente de Pueblos Indígenas del Parlamento venezolano es la primera que inicia sus labores cada día.
Vestida con atuendos propios de su etnia, ella considera que van por buen camino, si bien la deuda social no ha sido saldada y quedan aún problemas como la desnutrición infantil o el desempleo.
Las buenas nuevas para los wayúu y los más de 534 mil indígenas censados llegaron luego de una lucha de años y el arribo al poder en 1998 del presidente Hugo Chávez, un hombre que -afirma- asume su identidad como indígena.
ML: ¿Cómo es que luego de años de discriminación los indígenas venezolanos llegan al parlamento y promueven leyes para apoyar sus luchas por el reconocimiento y la justicia?
NP: En el caso nuestro fue producto de una vivencia de la discriminación y racismo. Vivimos en carne propia el rechazo y no sólo el que percibíamos de la sociedad, como se burlaban de nosotros, sino también en las Constituciones pasadas.
La Constitución de 1901 decía que no se podía tomar en cuenta a los indígenas como parte de la población nacional. Había que excluir a los salvajes: éramos invisibles.
ML: ¿Cómo se fue generando el movimiento indígena venezolano?
NP: Hace unos 30 años tuve la oportunidad de asistir a reuniones en entidades donde existe más población indígena. Allí los gobernadores de los estados se referían a nosotros como “irracionales”. A los niños en las escuelas les pegaban porque hablaban su idioma.
No había justicia ante el maltrato y el aniquilamiento: había matanzas en Apure, le quitaban las orejas en Zulia o les ponían marcas con hierros calientes en la barriga a los wayúu como si fueran animales.
Algunos indígenas comenzamos a dialogar sobre como enfrentar esta situación y más o menos en 1962 en el caso de los wayúu se empezaron a constituir organizaciones propias, como un espacio para dialogar con el Estado.
Eso hace que en 1979 durante un encuentro nacional indígena en La Guajira nos propusimos crear una organización nacional y luchar por incluir nuestros derechos en la Constitución.
Había mucha incomprensión. Hasta algunos académicos decían: “pero es que ustedes no se quieren civilizar” y era porque nos apegábamos a nuestra identidad cultural. Hasta gente de izquierda no nos comprendía y nos decían que había que ver “la totalidad”.
La explicación que yo les daba es que alguien se ocupa de los obreros, alguien de los campesinos, de los estudiantes y yo me ocupo de los indios. Ese planteamiento no se entendía, ni aceptaba.
Demoramos 10 años para conformar la Constitución Nacional Indígena de Venezuela (CONIVE).
ML: ¿Y qué pasó cuando llegó Chávez al poder?
NP: Cuando legó Chávez fuimos de los primeros que abrazamos su causa, pues empezamos a indagar cuales eran sus propuestas y dijimos: este es e hombre.
Lo vimos como un protector en esta época contemporánea. Cuando era capitán en el estado Apure anduvo con los indios quiba y allí hizo justicia con ellos, se hizo su amigo, comía con ellos, cargaba sus hijos y ellos nos hablaron de Chávez.
En 1998 firmó un acta de compromiso con CONIVE y juró que cuando llegara a Presidente haría justicia con los pueblos indígenas.
ML: Y cumplió su compromiso con la inclusión de los derechos indígenas en la Constitución de 1999...
NP: Sí, pero en esa Asamblea Constituyente no fue fácil. Fue una lucha terrible. Fuimos el único grupo que llevaron dos veces a elecciones.
En aquella ocasión, por primera en la Historia, llegamos tres indígenas al Hemiciclo, pero nos enfrentó otra gente, sobre todo los militares. Nos criticaban, se nos acusó de querer desmembrar el país cuando hablábamos de derecho a las tierras.
Fue muy dura la pelea y si Chávez no nos da la mano, quizás nuestros derechos hubiesen sido minimizados porque el alto mando militar se movilizó.
Nosotros creemos que el Presidente tiene ascendencia indígena. Nació en Barinas, muy cerca del estado Apure, donde viven los yaruro. De todos modos el asume la identidad y dice que es indígena.
Lo más importante es que hizo suya la causa y se aprobaron finalmente, contra tempestades, los derechos de los pueblos indígena.
El proceso constituyente fue hermoso porque dio participación al pueblo. Nunca antes fuimos consultados para la elaboración de una Constitución.
ML: ¿Cómo continuó el proceso legislativo?
NP: Después hemos aprobado varias leyes, entre ellas una de Demarcación y garantía del hábitat de los pueblso indígenas.
El mundo “alijuna” (blanco) se conforma con casas arriba de otras y cada día quieren ser más prácticos, cuentan con espacios reducidos. Respetamos ese pensamiento, pero en el caso de los indígenas se necesitan tierras grandes para garantizar la reproducción, no sólo biológica, sino también cultural.
El pueblo indígena es muy espiritual: necesitamos espacio para sanear nuestros espíritus y si eso se convierte en una ciudad: ¿cómo hacemos?.
También en el hábitat esta la despensa donde se pesca y caza. El indígena toma asimismo de allí los materiales de construcción necesarios para hacer sus casas.
También se puso en marcha la Misión Guaicaipuro (cacique de Caracas que se enfrentó a la colonización española) que sirve como enlace para los indígenas de todos los programas sociales.
ML: ¿Cuán exacto es el censo de población indígena?
NP: De acuerdo con el censo oficial hay 534 mil indígenas, pero creemos que somos muchos más. Algunos viven en sitios muy apartados que no fueron encuestados y en las ciudades otros, producto de la discriminación, sienten vergüenza y les dio pena identificarse como indígenas.
ML: ¿Cuál es la situación hoy?
NP: Hay una realidad social que se está enfrentando, pero es tal la magnitud de las carencias y necesidades que lógicamente esa deuda social no se ha saldado.
Persiste la desnutrición en los niños y la pobreza. Pese a la Ley de Demarcación hay tierras en manos de transnacionales e industrias básicas.
Esos indios han quedado como “cosas” dentro de los espacios y limitados. El país necesita recursos económicos, pero cuando usan mercurio para sacar oro se tiene que pensar que eso afecta los ríos, y los indios toman agua de ellos.
Hay problemas por solucionar, pero contamos con los derechos en la Constitución y un Presidente con una gran voluntad de hacer justicia.
También es importante que el sentimiento discriminatorio ha disminuido. Se ha ido como educando el pueblo.
(Publicado por Prensa Latina)
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