Torrealba, 91 años de arpa, cuatro y maracas
Miguel Lozano
Caracas.- La música llanera, con arpa, cuatro y maracas es signo de jolgorio, tradición y nacionalidad venezolana a pesar de tratarse de un género regional en un país con una geografía extensa y variada, con montañas, costas, bosques y desiertos.
La capacidad de trascender los estados que abarcan el llano venezolano (Apure, Barinas, Portuguesa, Cojedes, Guárico, Anzoátegui y Monagas) marca una expresión que dejó de ser nacional para identificar a todo el país.
La música con la llanura como inspiración cuenta entre sus puntales a Juan Vicente Torrealba, que en febrero pasado cumplió 91 años, 75 de ellos de carrera artística.
Aunque nacido en Caracas el 20 de febrero de 1917, la música llanera domina la mayor parte de una extensa obra de más de 300 canciones y 130 discos, con una pieza emblemática de la cultura venezolana: Concierto en la llanura.
Canciones como La potra zaina, Esteros de Camaguán, Sabaneando o Rumor de soledad muestran una capacidad creadora capaz de asumir la naturaleza como folclore y estilizar la vida de la llanura en obras de un preciso valor artístico.
Su inspiración incluye el pájaro que canta, el samán que se mueve al influjo del viento, el potro que atraviesa el palmar, la soledad de la llanura que cobija el amor del campesino, el rumor del río, el mundo de sonoridades de la sabana y su gente.
Él mismo cuenta que sus inquietudes musicales nacieron por la guitarra y la influencia de la música cubana. Se dice que en su primera presentación como artista (todavía con la guitarra) interpretó Cuidadito compay gallo, del cubano Ñico Saquito.
Sin embargo, rápidamente abandonó ese instrumento al entrar en contacto con el arpa, mediante Ignacio "El Indio" Figueredo.
Con su hermano Arturo Torrealba, el hijo de éste Santana Torrealba y Ángel Custodio Loyola, cantante, fundó en 1947 Los Torrealberos, un grupo que lo acompañó toda su carrera, al que volvía una y otra vez luego de períodos de búsqueda artística con diferentes formatos.
Su Concierto en la llanura (1948) obtuvo tal reconocimiento que se convirtió en tema de ejecución obligatoria para la obtención de la licenciatura en arpa en países como México y Paraguay, según recogen cronistas de la época.
Su virtuosismo lo llevó a grabar con orquestas sinfónicas y la búsqueda artística lo acercó, a principios de los años 70 del siglo pasado, a la música electrónica, experiencias que fueron enriqueciendo su obra.
En los años 80 incursionó en la fusión de salsa, pasaje y samba, para crear un ritmo que denominó Súper 80, durante uno de sus períodos alejado de los Torrealberos.
Aunque está retirado desde 1986, la música de Juan Vicente Torrealba sigue emergiendo en la Venezuela de hoy con total vigencia, mientras el músico, arreglista y compositor decidió incursionar en otras expresiones artísticas como la fotografía.
Como muestra de su vitalidad creadora, su esposa reveló en una reciente entrevista que a los 91 años está aprendiendo a manipular una cámara digital para seguir congelando momentos especiales de la vida de la llanura.
Entre los muchos reconocimientos se le ha incluido entre las 100 Personalidades Latinoamericanas del Siglo XX, profesor honorario de la Academia Militar de Venezuela y Patrimonio Cultural de la Música Universal por el Gobierno del Departamento del Meta en Colombia.
Músico de la sabana, a donde llegó a los ocho meses de nacido, sus obras expresan, mejor que tratados geográficos, la esencia de una extensa y hermosa región de belleza sobrecogedora que abarca el 35 por ciento de Venezuela.
A los 91 años, disfruta en vida del reconocimiento de una obra que es para los venezolanos un clamor de fiesta, resultado de su capacidad para contribuir a enaltecer un género musical hasta convertirlo en representante de una nación.
Fuente: Prensa Latina
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