Satélite protege idiomas ancestrales
Miguel Lozano
Caracas.- Expresión de una de las paradojas de los nuevos tiempos, la puesta en órbita del primer satélite venezolano, a fines de 2008, abrió las opciones de defensa de los idiomas ancestrales de unos 40 pueblos indígenas que habitan en el territorio de la nación.
Según el antropólogo Esteban Emilio Mosonyi, Venezuela fue uno de los países pioneros en educación intercultural bilingüe con la promulgación en 1979 de un decreto sobre el tema.
Aunque el documento careció de algunos aspectos importantes, en opinión de Mosonyi, resultó suficiente para llevar adelante por unos pocos años la primera etapa de esa modalidad con participación de maestros hablantes de idiomas originarios.
La falta de apoyo oficial, especialmente del financiamiento, interrumpió esos esfuerzos y hubo que esperar hasta 1999 por la promulgación de la Constitución Bolivariana, la cual reconoció los derechos colectivos de los pueblos indígenas.
En un artículo sobre el tema, en el primer número de la revista Raíces Ancestrales, del Ministerio de Educación de Venezuela, Mosonyi estima que con la Constitución se logró "la redefinición de Venezuela como país multiétnico, pluricultural y plurilingüe".
Varios decretos del presidente Hugo Chávez, la aprobación de la Ley de Idiomas Indígenas y otras normativas comenzaron a apuntalar la solución del problema dado por olvido, marginación y desaparición de esta expresión cultural.
Sin embargo, para Mosonyi el desarrollo sostenible de la educación propiamente indígena y su variante institucionalizada, la educación intercultural bilingüe, aún está en una fase inicial debido a diversos obstáculos.
Al mismo tiempo, el experto estima que sería mezquino negar los avances en la práctica educativa y la organización de comunidades con un sentido profundo de su identidad y especificidad cultural y lingüística, dejando atrás la vergüenza étnica o apatía.
En esta lucha por la defensa del patrimonio indígena, los venezolanos cuentan desde 2009 con un aliado tecnológico, el satélite Simón Bolívar, lanzado a fines del año pasado desde China.
En entrevista concedida a Prensa Latina, el ministro de Educación, Héctor Navarro, resaltó la posibilidad de llegar a los lugares más apartados, donde habitan muchos de los indígenas venezolanos en zonas aisladas o de difícil acceso.
Para Navarro, la educación mediante transmisiones satelitales ayudará a cumplir la perspectiva de dar cobertura educativa a cerca del 98 por ciento de su población de seis a 12 años de edad.
Navarro recordó que, en el curso 2007-2008, la cobertura alcanzó el 97,45 por ciento de niños en edad escolar, resultado de las políticas aplicadas en los últimos 10 años para facilitar el acceso a la educación.
En el caso indígena, el ministro indicó que el satélite Simón Bolívar permitirá garantizar la educación a grupos residentes en sitios remotos como los warao, que "viven al ritmo del Orinoco".
Al respecto recordó que, cuando sube el río en el invierno, los warao se desplazan hacia arriba y cuando baja el nivel, ellos bajan hasta donde se reubican sus riveras para seguir aprovechando los recursos del Orinoco.
Como resultado de este modo de vida, con el cual garantizan su sustento, las escuelas de los warao quedan abandonadas la mitad del año.
Sin embargo ahora, con el satélite se espera garantizar atención educativa permanente: "Ellos van a cargar con su receptor y su antena a donde se muden y van a seguir recibiendo su atención escolar por vía del satélite", precisó Navarro.
Para garantizar el mejor aprovechamiento, el Ministerio de Educación emprendió la adaptación de los manuales de enseñanza de idiomas indígenas para las clases a distancia.
Estos manuales contienen diseños curriculares específicos para cada etnia, pues se tienen en cuenta las costumbres de cada pueblo, como en el caso de los warao, la fabricación de cestas y la pesca.
El artículo 121 de la Constitución venezolana de 1999 garantiza el derecho de los pueblos indígenas a su identidad étnica y cultural, cosmovisión, espiritualidad, lugares sagrados, educación propia y régimen educativo intercultural y bilingüe.
Pedagogos venezolanos aclaran que esa educación debe ser planificada para darse en dos lenguas y en diálogo entre dos culturas basado en tradiciones, valores y realidad propia de cada pueblo.
Ello debe ser enriquecido, en opinión del docente Darío Morenos, con la enseñanza del castellano y conocimientos científicos, tecnológicos y humanísticos del acervo cultural venezolano y la sociedad.
Moreno considera que debe garantizarse que los educandos mantengan y desarrollen no sólo la lengua, sino también otras manifestaciones de su cultura, que constituyen su identidad.
Para llevar a buen término este objetivo, las autoridades y especialistas venezolanos trabajan con el respaldo de las posibilidades actuales de comunicación desde Internet hasta el satélite.
El proceso marcha pese a incomprensiones y la magnitud de una deuda histórica que llevó a la marginación de culturas de unos 40 pueblos, de los cuales el último censo ubica en medio millón, pero cuya cifra real- según expertos- podría llegar al millón de aborígenes.
ML
Caracas.- Expresión de una de las paradojas de los nuevos tiempos, la puesta en órbita del primer satélite venezolano, a fines de 2008, abrió las opciones de defensa de los idiomas ancestrales de unos 40 pueblos indígenas que habitan en el territorio de la nación.
Según el antropólogo Esteban Emilio Mosonyi, Venezuela fue uno de los países pioneros en educación intercultural bilingüe con la promulgación en 1979 de un decreto sobre el tema.
Aunque el documento careció de algunos aspectos importantes, en opinión de Mosonyi, resultó suficiente para llevar adelante por unos pocos años la primera etapa de esa modalidad con participación de maestros hablantes de idiomas originarios.
La falta de apoyo oficial, especialmente del financiamiento, interrumpió esos esfuerzos y hubo que esperar hasta 1999 por la promulgación de la Constitución Bolivariana, la cual reconoció los derechos colectivos de los pueblos indígenas.
En un artículo sobre el tema, en el primer número de la revista Raíces Ancestrales, del Ministerio de Educación de Venezuela, Mosonyi estima que con la Constitución se logró "la redefinición de Venezuela como país multiétnico, pluricultural y plurilingüe".
Varios decretos del presidente Hugo Chávez, la aprobación de la Ley de Idiomas Indígenas y otras normativas comenzaron a apuntalar la solución del problema dado por olvido, marginación y desaparición de esta expresión cultural.
Sin embargo, para Mosonyi el desarrollo sostenible de la educación propiamente indígena y su variante institucionalizada, la educación intercultural bilingüe, aún está en una fase inicial debido a diversos obstáculos.
Al mismo tiempo, el experto estima que sería mezquino negar los avances en la práctica educativa y la organización de comunidades con un sentido profundo de su identidad y especificidad cultural y lingüística, dejando atrás la vergüenza étnica o apatía.
En esta lucha por la defensa del patrimonio indígena, los venezolanos cuentan desde 2009 con un aliado tecnológico, el satélite Simón Bolívar, lanzado a fines del año pasado desde China.
En entrevista concedida a Prensa Latina, el ministro de Educación, Héctor Navarro, resaltó la posibilidad de llegar a los lugares más apartados, donde habitan muchos de los indígenas venezolanos en zonas aisladas o de difícil acceso.
Para Navarro, la educación mediante transmisiones satelitales ayudará a cumplir la perspectiva de dar cobertura educativa a cerca del 98 por ciento de su población de seis a 12 años de edad.
Navarro recordó que, en el curso 2007-2008, la cobertura alcanzó el 97,45 por ciento de niños en edad escolar, resultado de las políticas aplicadas en los últimos 10 años para facilitar el acceso a la educación.
En el caso indígena, el ministro indicó que el satélite Simón Bolívar permitirá garantizar la educación a grupos residentes en sitios remotos como los warao, que "viven al ritmo del Orinoco".
Al respecto recordó que, cuando sube el río en el invierno, los warao se desplazan hacia arriba y cuando baja el nivel, ellos bajan hasta donde se reubican sus riveras para seguir aprovechando los recursos del Orinoco.
Como resultado de este modo de vida, con el cual garantizan su sustento, las escuelas de los warao quedan abandonadas la mitad del año.
Sin embargo ahora, con el satélite se espera garantizar atención educativa permanente: "Ellos van a cargar con su receptor y su antena a donde se muden y van a seguir recibiendo su atención escolar por vía del satélite", precisó Navarro.
Para garantizar el mejor aprovechamiento, el Ministerio de Educación emprendió la adaptación de los manuales de enseñanza de idiomas indígenas para las clases a distancia.
Estos manuales contienen diseños curriculares específicos para cada etnia, pues se tienen en cuenta las costumbres de cada pueblo, como en el caso de los warao, la fabricación de cestas y la pesca.
El artículo 121 de la Constitución venezolana de 1999 garantiza el derecho de los pueblos indígenas a su identidad étnica y cultural, cosmovisión, espiritualidad, lugares sagrados, educación propia y régimen educativo intercultural y bilingüe.
Pedagogos venezolanos aclaran que esa educación debe ser planificada para darse en dos lenguas y en diálogo entre dos culturas basado en tradiciones, valores y realidad propia de cada pueblo.
Ello debe ser enriquecido, en opinión del docente Darío Morenos, con la enseñanza del castellano y conocimientos científicos, tecnológicos y humanísticos del acervo cultural venezolano y la sociedad.
Moreno considera que debe garantizarse que los educandos mantengan y desarrollen no sólo la lengua, sino también otras manifestaciones de su cultura, que constituyen su identidad.
Para llevar a buen término este objetivo, las autoridades y especialistas venezolanos trabajan con el respaldo de las posibilidades actuales de comunicación desde Internet hasta el satélite.
El proceso marcha pese a incomprensiones y la magnitud de una deuda histórica que llevó a la marginación de culturas de unos 40 pueblos, de los cuales el último censo ubica en medio millón, pero cuya cifra real- según expertos- podría llegar al millón de aborígenes.
ML
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