De la radio comunitaria al mundo, José Alejandro Delgado
Por Miguel Lozano
Madrid.- Con un proyecto musical que define cósmico de raíces venezolanas, José Alejandro Delgado, defiende hoy su pertenencia a un momento particular del país, en el cual, asegura, la tradición se imbrica con lo más actual.
Se dio a conocer mediante la red de radios comunitarias impulsada desde 2005, pero ahora inició en España una gira que incluye Serbia, Chipre, Rusia, Francia y Grecia con una música con la que, dice, hace más preguntas que respuestas.
Su primer disco fue La Ventana (2005), al que siguió Canciones y Poemas, con piezas propias y letras de poetas venezolanos, después A Pedal y Bomba y en 2012 lanzó Rueda Libre un disco ecléctico con ritmos venezolanos e internacionales.
En entrevista con Prensa Latina, Delgado se incluye en una corriente de músicos surgido con la política cultural del gobierno venezolano en respuesta a la ofensiva mediática en su contra.
El gobierno bolivariano, apunta, amplió la política comunicacional y de crearon muchas radios. A partir de ahí se abrieron puertas para artistas cuyos proyectos no coinciden con el patrón comercial.
Recuerda que en un lapso de seis meses luego de comenzar a oírse su primer demo en las radios comunitarias mucha gente comenzó a escribirle de todo el país.
Pero, en su opinión, la política cultural no se refiere sólo a eso, sino también a medidas como la del establecimiento de un porcentaje de la música venezolana en las transmisiones.
En su criterio, es maravilloso tener una ley que establece que el 50 por ciento de la música transmitida debe ser producida en Venezuela, sin excluir ningún género, y de esta la mitad de raíz tradicional.
Todas las emisoras tienen que poner música tradicional; ahora bien, alerta, como y cuando lo hacen es otro tema. A veces las emisoras ponen toda la música tradicional en las horas de menor audiencia.
Interrogado sobre como se incluye lo venezolano en su proyecto de gran variedad de géneros, Delgado afirma que esas raíces están en todo.
Venezuela, dice, es Caribe y de ahí esa influencia y diálogo con esas culturas, calipso, salsa, merengue vallenato… Es un país muy amplio al cual llega cultura del mundo. Se escucha jazz, hip-hop, reggae, rock and roll…
Asimismo considera que por ser de Caracas, una ciudad de muchas influencias, todo eso forma parte de su patrimonio, tanto como las músicas tradicionales.
En el campo, recuerda, los campesinos se reunían y se ponían a cantar su música que para mi era mi patrimonio también
Me pregunté ¿Por qué esa cultura no aparece y es absolutamente invisibilizada? Yo dije, bueno, la salsa está posicionada, el son, el bolero, no tienen riesgo de perderse. Son culturas hermosísimas que tienen una fuerza que trascendió.
Lo que verdaderamente está en riesgo, o estaba en riesgo –opina-, porque ya no hay vuelta atrás, era lo tradicional. Ahora muchos jóvenes en este momento político y social entendimos lo que nos identifica o como puede ser esa hibridación que nos identifique.
No se hace, advierte, desde la rigidez de un llamado rescate sino porque es mi patrimonio. Mi espíritu habla en malagueña, con el cuatro, cuando escucho la mandolina o la bandola, el merengue caraqueño, las maracas… ahí se identifica mi espíritu.
Y también me identifico con otros géneros porque soy de Caracas. Ahí empecé a hacer canciones desde la pregunta. ¿Será posible que esto que dice mi espíritu se pueda juntar con esto otro que dice mi espíritu también?
Por eso estima que sus canciones son mezcla de géneros: toco un son latino con merengue caraqueño, luego paso a una malagueña, una jota oriental, un dixieland, otra salsa con latin-jazz.
Voy preguntándome cosas: ¿Qué soy? ¿Esto? ¿Esto? Más que respuestas las canciones son preguntas.
El repertorio, aclara, lo armamos desde la posición de preguntarnos: será que la gente en Madrid podrá hacer este viaje a Venezuela con los géneros y canciones que vamos mostrarles. Será posible eso? Así armamos ese rompecabezas
Delgado considera que sus actuaciones terminan siendo un viaje en el cual la gente responde sí entendió o no; aunque no lo digan, estima, lo hacen desde lo corporal, de la conexión espiritual más que desde la formalidad.
Ml
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